lunes, 24 de febrero de 2014

Ritual cristiano 7° (CONSAGRACIÓN: EUCARISTÍA)





Ritual cristiano 7° (CONSAGRACIÓN: EUCARISTIA)

 

Esta última consagración la pueden recibir aquellos cristianos que con profundo celo desean resguardar la tradición cristiana, demostrando su gran amor a la verdad y a la cristiandad en general. Asimismo, deben demostrar su amor total, su sabiduría infinita y su capacidad de servicio sea cual fuese el rol y la situación a la cual se le llame, y sea quien fuese quien lo requiera (Sabiendo responderse el: ¿A dónde voy?). Esta consagración solo la puede otorgar alguien que posea el 7° de este ritual. Los requisitos son: una biblia, un escapulario, pan y vino, una alfombra cuadrada negra (o blanca) y dos testigos que posean este grado. 

 

Diácono: hermanos míos, pongámonos todos de pie y de cara al espíritu (hacia el Este), hagamos una breve pausa para prepararnos a recibir este amado momento. Calmemos nuestra mente y nuestro cuerpo, y abramos el corazón a Emmanuel. (Se hace un minuto de silencio).

 

Diácono: en nombre de Emmanuel y con la gracia de San Marcos evangelista, abrimos este sacramento para que hoy se cumpla la Cristiandad y podamos promulgar la palabra. (3†, Jehová-Yeshúa-María, AMéN) ¡Santo, Santo, Santo!

 

Diácono: Hermano, antes de continuar con el ritual de la Eucaristía te preguntamos: ¿Deseas incrementar vuestra responsabilidad? (El hermano debe contestar afirmativamente para continuar con el ritual).

 

Diácono: hermano, si es así, escucha la palabra de Dios:

 

(Juan 20:21-23) …“21 Entonces Jesús les dijo otra vez: "¡Paz a vosotros! Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros." 22 Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. 23 A los que remitáis los pecados, les han sido remitidos; y a quienes se los retengáis, les han sido retenidos.”…

 

(Mateo 28:19-20) …“19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

 

(Marcos 3:14-15) …“14 Constituyó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar 15 y tener autoridad para echar fuera los demonios.”…

 

(Lucas 10:1-11) …“Después de estas cosas, el Señor designó a otros setenta, a los cuales envió delante de sí de dos en dos, a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. 2 Y les decía: "A la verdad, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. 3 ¡Id! He aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforjas, ni calzado; ni saludéis a nadie por el camino. 5 "En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: ’Paz sea a esta casa.’ 6 Si hay allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; pero si no, volverá a vosotros. 7 Posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No andéis de casa en casa. 8 En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan delante. 9 Sanad a los enfermos que haya allí y decidles: ’El reino de Dios se ha acercado a vosotros.’ 10 "Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid a sus calles y decid: 11 ’Aun el polvo de vuestra ciudad que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero sabed esto: que el reino de Dios se ha acercado.”…

 

Diácono: este misterio, el de la vida cristiana, lo debes meditar. (Se hace una breve pausa).

 

Diácono: hermano, nosotros tus hermanos te hemos identificado como una persona de Tradición, es por ello que te encomendamos a los Santos Apóstoles: Pablo y María. Esperamos que ellos te sirvan de ejemplo en esta nueva etapa de tu vida, comprende de Pablo el Amor y comprende de María la Verdad. Hermanos todos, oremos juntos y en silencio para que estos Santos Apóstoles guíen los pasos de nuestro hermano XXXXXX. (Todos los hermanos oran el padre nuestro en silencio). (†)

 

Diácono: hermano mío, para que incrementes tu Justicia escucha estas sagradas palabras (Se hace una breve pausa):

 

Diácono: restablezcamos el nuevo pacto de la alianza porque en aquellos días Jesús dijo:

 

(Mateo 18:20)20 Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos"... Hermanos míos, preparémonos para recibir a cristo. (En este momento el Diácono le unta aceite bendito en los labios del hermano; luego acompañado por los dos testigos se colocan en triángulo alrededor del hermano y este coloca su mano derecha sobre la biblia, de esta manera los tres cantan: Jehová – Yeshúa – María, cada uno evocando un nombre en sentido horario y alternándose de tal forma que todos digan los tres sagrados nombres).

 

Diácono (continúa leyendo): Santo eres, en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y † Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó a celebrar estos misterios. Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

 

"Accipite et manducate ex hoc omnes: hoc est enim corpis meum, quod pro vobis tradetur". (En este momento se comparte el pan entre todos). Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Accipite et bibite ex eo omnes: hic est enim calix sanguinis mei novi et æterni testamenti, qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum. Hoc facite in meam commemorationem". (En este momento se comparte el vino entre todos).

 

Diácono (continúa leyendo): este es el sacramento de nuestra fe.

 

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de tu Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener tu ayuda. Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra; a tus servidores y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. † A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Diácono: hermano, después de haber sido consagrado con el sacramento de la eucaristía, te vamos a revelar otros misterios, para que eleves tu conciencia, tu amor y tu espíritu:

 

(Mateo 27:57-61) 57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también había sido discípulo de Jesús. 58 Este se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese. 59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña. Luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. 61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro.”… (Se hace una breve pausa). Solamente renunciando al Ego es como el espíritu puede resucitar. (Se acuestan y se levantan con ambas manos).

 

(Juan 20:14-15) …“14 Habiendo dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie; pero no se daba cuenta de que era Jesús. 15 Jesús le dijo: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que él era el jardinero, le dijo: -Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.”… ¡Salve-Raboni!, (Se alzan ambas manos a la altura de los oídos, se dice: Salve-Raboni y se dejan caer las manos sobre los muslos al mismo tiempo). Estas son las palabras para reconocer al maestro. Luchemos sin descanso para combatir el Ego. (Se hace una breve pausa).

 

Diácono: hermano, escuchad la parábola del señor:

 

(Mateo 13:1-9) …Aquel día Jesús salió de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le acercó mucha gente, de manera que él entró en una barca para sentarse, y toda la multitud estaba de pie en la playa. 3 Entonces les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: "He aquí un sembrador salió a sembrar. 4 Mientras él sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron. 5 Y otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó rápidamente, porque la tierra no era profunda. 6 Pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y otra parte cayó entre los espinos. Los espinos crecieron y la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en buena tierra y dio fruto, una a ciento, otra a sesenta y otra a treinta por uno. 9 El que tiene oídos, que oiga.”… (Se da un tiempo para meditar).

 

(Juan 8:1-11) …“Pero Jesús se fue al monte de los Olivos, 2 y muy de mañana volvió al templo. Todo el pueblo venía a él, y sentado les enseñaba. 3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dijeron: -Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el mismo acto de adulterio. 5 Ahora bien, en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú, pues, ¿qué dices? 6 Esto decían para probarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en la tierra con el dedo. 7 Pero como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo: -El de vosotros que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 Al inclinarse hacia abajo otra vez, escribía en tierra. 9 Pero cuando lo oyeron, salían uno por uno, comenzando por los más viejos. Sólo quedaron Jesús y la mujer, que estaba en medio. 10 Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: -Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo: -Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: -Ni yo te condeno. Vete y desde ahora no peques más.”… (Se da un tiempo para meditar).

 

Diácono: es mediante la Virtud que podremos elevar el espíritu. Resguarda en tu corazón estas palabras, trasciende la Ilusión y camina siempre con Amor.

 

Diácono: hermano mío, yo te reconozco como un hombre de Tradición, por ello, en nombre de nuestro Señor Jesucristo y con la gracia de San Marcos evangelista te consagro con este grado. (El diax le da un bx en la mejx al herx diciéndole: ¡Salud, Maestro!).

 

Diácono: hermano, de ahora en adelante te exigiremos la virtud cristiana de la Justicia, y así mismo, te pedimos que actúes guiado por la Cristiandad. Meditad en estas últimas palabras:  

 

(Juan 1:18)A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

 

(Juan 14:16-17)Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. 17 Este es el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros.”

 

(Juan 14:26)Pero el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho.”

 

(Juan 15:26-27)Pero cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que yo os enviaré de parte del Padre, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí. 27 Además, vosotros también testificaréis, porque habéis estado conmigo desde el principio.”

 

(I Corintios 3:16)¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

 

(II Corintios 3:17-18)Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

 

(Marcos 8:34) “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

 

(Marcos 5:14-16) “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

 

(II Corintios 4:5-6) “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

 

(Gálatas 4:6)Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "Abba, Padre.” (†)

 

Diácono: hermano mío toma este escapulario, antes de concluir este acto se te dará la oportunidad de elegir un último nombre, debido a tu arduo trabajo y tu elevada conciencia se te dejará totalmente libre, para que en lo sucesivo promulgues la palabra del Señor bajo dicho nombre, mediante la reunión de nuevos hermanos en una santa cruz. De un lado del escapulario estará tu nombre tallado en la piedrecita blanca (o segunda venida del Cristo) y en el otro lado el nombre de la santa cruz (o Jerusalén celeste) que llevaras en lo sucesivo. (El nombre puede ser el de una advocación de la Virgen o de un santo). Tú de ahora en adelante serás el encargado de la Santa Cruz de: XXXXXX. (Todos dicen AMéN).

 

Diácono: hermano mío, ya han pasado treinta y tres (33) años de la luz, que Dios bendiga tu corazón. Hermanos todos, cerremos este hermoso sacramento del Hijo como nuestro Señor Jesucristo nos reveló (Se reza el Padre Nuestro). (†).


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Cuadro 7: Pentecostés.



Ejercicios espirituales: para este sacramento se recomienda que el hermano: evalúe muy bien su ego, así como la renuncia de la individualidad. Para ello, se recomienda la práctica profunda de la meditación y la autoindagación del ser, tener una autoidentificación clara con todos los seres, la vida y el espíritu santo en general, y por lo tanto no debe juzgar. En la meditación ya debe construir el templo de la palabra de Dios o el no-templo, debe promulgar la palabra de Jesucristo mediante la creación de nuevas cruces, se recomienda que reflexione sobre la relación de Dios con todas las cosas, el Hijo, la Virgen María, los Santos Apóstoles y la Iglesia de Dios.
 

Protocletos (año 62 Nx Lx)

Rituales anexos de extremaunción, exorcismo y encomendación


Rituales anexos de extremaunción, exorcismo y encomendación. Estos rituales son anexos a la consagración Unción de los Enfermos (6° del RSA) y solo lo realiza el hermano que ya posea la ordenación sacerdotal. Se subdividen en tres: Extremaunción, Exorcismo y Encomendación. En todos los casos, el diácono realiza los trabajos oratorios en secreto y en privado, es una labor íntima que no busca vanagloriarse ante los demás. A los familiares y dolientes le brindará sabias y pertinentes palabras que lo guíen a buscar el amor cristiano y leer parte de este material, según el caso. 

 

Diácono: Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (San Marcos 8:34). (El diácono debe tomar un minuto para relajarse y reflexionar sobre la trascendencia del acto a realizar, luego de esto esparce agua bendita en el lugar, enciende una vela como testigo y un incienso, se frota ambas manos con el aceite bendito y reza el padre nuestro). 3†, AMéN. 

 

                Diácono: “In principio erat Verbum, et Verbum era apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in pricipio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hominum: et lux in tenebris lucet, et tenebræ eam non comprehenderunt”. Señor tú que eres Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, bendícenos con tu luz y con tu gloria, danos tu virtud para que hoy podamos ser tus instrumentos de paz, danos el espíritu para que seamos tu herramienta y tu vehículo, y que ante todo, se ejerza tu voluntad, tu amor, tu verdad y tu divina providencia. Amén (Se hace una breve pausa).

 

Diácono: Señor, reconocemos que eres un Dios de misericordia, que en ti no hay duda ni hay dolor, que el frío de la pena se retira ante tu calor y que las oposiciones y las tinieblas desaparecen ante tu luz. En tu eternidad no hay más principio ni fin, en tu infinitud no hay más aquí o allá. Solo eres tú, solo nos falta fe para conocerte, solo nos resta amor para comprenderte. (Se hace una breve pausa). Jesucristo nos enseñaste este misterio cuando transformaste tu Cuerpo Glorioso; sin embargo, venos aquí, llenos de dudas, de pena y de dolor, seguimos mintiendo, seguimos ignorando y seguimos ambicionando las cosas terrenales, nos vemos molestos, nos vemos nerviosos y nos vemos tristes. Cuánta falta de fe, cúanta falta de amor. ¿Eli, Eli, Lama Sabactani? (Se hace una breve pausa). Es por ello que estamos aquí, suplicándote una vez más a causa de nuestra ignorancia. Sabemos que eres el reflejo de Dios hecho hombre, que escuchas a quienes se arrepienten de corazón, que atiendes a los pobres de espíritu y que glorificas a los humillados, ante nuestra debilidad y nuestros miedos te pedimos tu misericordia. Oh señor, ¡Soy Hijo de Dios! (Se hace una breve pausa para reflexionar al respecto).

 

A partir de este punto, el diacono elegirá el ritual anexo pertinente a cada caso:

 

Ritual para la encomendación - Diácono: La muerte es un tema serio, que debe manejarse con prudencia y solemnidad. Sin embargo, es el traspaso de un medio a otro, donde finalmente llegaremos todos, es el único destino inmanente, y donde finalmente nos encontraremos con nuestro Señor, por tal motivo no es bueno ni malo, simplemente es. (Juan 1:18) “A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.”

 

Para nuestra cristiandad, la muerte se subdivide en 4 aspectos: a) guiar la transición del fallecido de un estado al otro, b) el pago de todos los pecados que haya realizado el difunto, c) confortar el dolor de los familiares y amigos dolientes y d) si se da el caso, perdonar el alma del victimario o responsable del fallecimiento.

 

a)     Guiar la transición de un estado al otro. Diacono: hermano(a) XXXXX, escucha mis humildes palabras, en este momento de confusión busca el espíritu de Dios, él fue quien separó la luz de las tinieblas, él es el misterio de la trinidad, él es Padre, Hijo y Espíritu Santo, rodéate en él, fúndete en él. (Se hace una breve pausa). Dios es luz eterna, misericordia profunda, guíate por esta vela y trasciéndela, busca el justo calor y el amor infinito de nuestro Señor Jesucristo, él como buen pastor también busca a cada una de sus ovejas, para llevarlos al rebaño celeste y convivir en su seno. (Se hace una breve pausa). Virgen María, Madre de Dios, cubre con tu manto protector al hermano(a) XXXXX, llévalo(a) con sus seres queridos, ya difuntos, y guíalo(a) al esplendor, la victoria y la gloria. (Se hace un minuto en silencio). Pero, si no encuentras el espíritu de Dios, ni a la santísima trinidad, ni a nuestro Señor Jesucristo ni tampoco a la dulce Virgen María; entonces recuerda estas palabras (si el difunto no conoce el RSA se debe sustituir por los salmos 22 y 23): “Fue en el GOLGOTA, donde fue llevado IESHUA, era la NOVENA HORA, cuando se leía INRI, y fue en la SEXTA HORA, donde él pregunto: ¿ELI, ELI, LAMA SABACTANI? y el cielo respondió: ¡SALVE, RABONI!”. Ahora hermano(a) XXXXX, descansa en paz. (Se reza el Padrenuestro). AMéN.

b)     Pago de los pecados del difunto. Diácono: hermano(a) XXXXX, para que tu alma pueda descansar en paz, vamos a ser garantes de todos tus pecados, por intermedio de Dios omnipresente, que todo lo puede y que todo lo sabe, perdona: ¡Oh Dios misericordioso!, todos los pecados que haya cumplido el hermano(a) XXXXX en vida, que se despoje de toda deuda y de toda atadura, y que por medio de nuestra fe se solventen todas las responsabilidades que hayan quedado pendientes. Eres libre hermano(a) mío(a), ve tranquilo(a) al señor. 3†, AMéN. 

c)     Confortar el dolor de los familiares y amigos. Diácono: Virgen María, bríndales conformidad a los familiares y amigos dolientes del hermano(a) XXXXX, que acepten los designios de Dios y que tengan fe en su ascensión. Es solo un breve lapso de tiempo el que estaremos separados, pues tenemos prometido la eternidad, allí estaremos juntos de nuevo, intercede ante nosotros Virgen María, para que estemos en paz ante el dolor y bríndanos conformidad. (Se reza un Ave María). AMéN. 

d)     Perdonar el alma del victimario o responsable del fallecimiento (si es el caso). Diácono: Dios todopoderoso, nosotros aquí queremos servir de intermediarios, para que con tu infinita misericordia perdones el alma de quien tuvo la responsabilidad del fallecimiento del hermano(a) XXXXX, pero siempre serás tú, Dios mío, quien tenga la última palabra, siempre serás tú quien ejerza la más noble justicia y nosotros como tus humildes servidores, simplemente nos acoplamos a tu santa ley. (Se reza el Credo y el Padre nuestro). AMéN. 

 

Ritual para la extremaunción: antes que nada, el Diácono debe asegurar que el paciente o enfermo ya agotó todas las posibilidades que brinde la medicina y la ciencia humana, pues no debemos tomar el nombre de Dios en vano.

 

Diácono: Dios mío, hoy estamos aquí para servir ante el hermano(a) XXXXXX, sabemos que la enfermedad es el resultado de nuestra propia incomprensión ante una realidad de orden superior, no sabemos de los caminos insondables de Dios, ni tampoco comprendemos sobre las limitaciones de este mundo sensible. Sin embargo, te pedimos tu inmensa misericordia, tu infinita luz y tu glorioso calor. Pero antes de continuar debemos pedir por nuestros propios pecados, hermano(a) XXXXX, por favor acompáñame.

 

El diácono debe utilizar alguna oración que él haya interiorizado, así mismo, el hermano afligido también debe utilizar alguna plegaria que le sea afín. De no existir una oración predilecta, se puede recomendar la siguiente (Diácono): KYRIE ISSOU CHRISTE IE THEOU ELEISON IMAS AMARTANON (Señor Jesucristo, hijo de Dios ten piedad de mí, pecador) y el hermano afligido debe contestar (si es posible con su propia voz, sino mentalmente y si tampoco puede, entonces algún familiar o compañero): KYRIE ELEISON (Señor piedad). Esta oración puede repetirse varias veces, siempre y cuando el hermano afligido así lo considere, o si no hasta que el acompañante (si es el caso) así lo considere. Posterior a esto, el Diácono puede realizar ejercicios de respiración (ciclos de 4x4 ó 4x8 segundos) repetidos 3 veces, el hermano(a) afligido puede acompañarlo. El Diácono también puede realizar ejercicios de meditación, contemplando algún símbolo cristiano pertinente o visualizando como el espíritu santo penetra en el hermano(a) afligido, así mismo, el hermano(a) afligido puede meditarlo también si se da el caso.

 

Diácono: Dios mío, nuestro hermano(a) XXXXX está abierto de corazón ante ti y nosotros también, permítenos ser tu vehículo para que esta santa cruz (en este momento el Diácono hace una cruz con el aceite bendito en la frente del hermano(a) afligido, también puede hacer otra cruz en aquella parte del cuerpo que también lo amerite) bendiga al hermano(a) XXXXX. Que esta agua bendita (en este momento el Diácono esparce el agua bendita en forma de cruz alrededor de todo el cuerpo del afligido) consagre al hermano(a) XXXXX. Que estas humildes manos (en este momento el Diácono impone sus manos sobre la cabeza del hermano(a) afligido y reza el padre nuestro interiormente) sirvan al hermano(a) XXXXX en este momento. (El Diácono puede colocar su mano derecha sobre la zona del cuerpo más afligida del hermano(a) en cuestión si requiere calor o colocar la mano izquierda sobre la zona más afligida si requiere frío).

 

Finalmente, el diácono debe dar recomendaciones al hermano(a) afligido y a sus familiares con respecto a dietas, ejercicios y medicinas, según sea el caso. Además, debe invitar a reconocer que la voluntad de Dios siempre está por encima de nuestros anhelos humanos.

 

Ritual para el exorcismo: Debe quedar claro que existen varias posibilidades de “comportamientos anómalos” que el diácono debe evaluar muy cuidadosamente antes de practicar el exorcismo. El primero consiste en un desorden psíquico, el cual puede ser manejado por la ciencia humana, la psicología y la psiquiatría (y no en este ritual). El segundo consiste en el desarrollo anómalo de un estado de la individualidad humana (hiperdesarrollo de alguna cualidad psíquica; clarividencia, clariaudiencia, telequinesis, telepatía, etc.) o la incorporación de un corpus psíquico ajeno a dicha individualidad, si este es el caso se debe proseguir con este ritual. En esencia, el diácono debe tratar de ayudar al hermano afligido en identificar el desorden psíquico, el estado mental hiperdesarrollado o el corpus psíquico inoculado, así como el porqué de las causas y de sus consecuencias.

 

El diácono debe consagrar todos los objetos a utilizar, para ello, puede valerse de la cruz y la oración de San Benito. Previamente, debe bendecir el agua (Juan 1:1), el fuego (Juan 1:2) y todo el lugar del trabajo (Juan 1:3) incluyendo las personas (Juan 1:4); cabe destacar, que el diácono puede ejercer este ritual solo, simplemente concentrándose en el nombre del hermano afligido. Asimismo, el diácono debe rezar el Padre Nuestro y rezar el Rosario (preferiblemente según el RSA), debe estar calmado y centrado, puede comer una hostia (trozo de pan) y beber una copa de vino, visualizar la lámpara del cuerpo (Mateo 6:22), continúa persignándose con la Santa Cruz y finalmente, debe frotar sus manos con el aceite bendito tres veces y concluir con un firme aplauso.

 

Diácono: (Juan 1:5) “La luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas no la comprendieron”. En el nombre de Dios Padre todopoderoso, omnipresente y misericordioso, verdad una y absoluta, amor infinito y perdonador (+), en el nombre del hijo nuestro Señor Jesucristo, quien reconocemos como Emmanuel, como el cuerpo Glorioso, como el Cristo, como el Alfa y el Omega, como el Hijo del Padre, como el Redentor y como el Cordero de Dios, porque donde dos o más evoquen tu nombre allí estarás tú, en medio de ellos (+), en el nombre del Espíritu Santo, de la Santa María Virgen, de la comunión de los Santos, de los Mártires de la iglesia y de lo más puro que se encuentra dentro del Hermano(a) XXXXX (+), yo ZZZZZ (nombre iniciático según la Ordenación Sacerdotal, 5° del RSA) me presto como humilde servidor para que se ejerza la voluntad divina, para que se ejerza el orden decretado del cielo y para que se ejerza la más noble misericordia infinita. Que toda duda, que toda mentira y que todo mal se retire del alma del hermano(a) XXXXX (en este momento se le esparce agua bendita tres veces como en el Bautismo). Que Dios bendiga este cuerpo, esta mente y esta alma; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo te bautizo hermano XXXXX (3†, Jehová-Yeshúa-María, AMéN) ¡Santo, Santo, Santo! Para que recuerdes de donde vienes (Se hace una pausa para reflexionar).

 

Diácono: Hermano(a), no te dejes confundir por el error, reconócelo y apártalo de tu corazón, tu corazón siempre ha sido, es y será noble y puro, pues está hecho de espíritu. Si aún dudas de ello, escúchalo, el corazón está vivo porque es reflejo del Espíritu Santo, ritmo y vibración que mueve a cada cosa que existe en el universo, nada escapa de ello, ni tú ni yo, todos estamos fundidos en él (el diácono coloca su mano derecha sobre el corazón). Es el Alfa y el Omega, acéptalo y tendrás paz, Madre María Virgen acompáñanos a purificar nuestro corazón (se reza el Ave María y luego se coloca una cruz con cenizas y aceite bendito en la frente del hermano). Para que descubras quien eres (Se hace una pausa para reflexionar).

 

Diácono: Ignorancia, mentira o ambición, no me importa tu nombre, igualmente serás expulsado del hermano(a) XXXXX, porque Cristo es más grande, porque la verdad siempre prevalece, porque nada existe sin el amor. Puedes cerrar los ojos, puedes dejar de sentir, puedes dejar de oler e incluso de probar, pero no puedes dejar de escuchar, porque Dios es el verbo, y todas las cosas fueron hechas por él, escúchame atentamente para que aprendas y aceptes tu verdad “Crux Sancti Patris Benedicti, Crux Sancta Sit Mihi Lux, Non Draco Sit Mihi Dux, Vade Retro Satana, Numquam Suade Mihi Vana, Sunt Mala Quae Libas, Ipse Venena Bibas” (esto se puede repetir varias veces, hasta que el diácono lo considere necesario, mientras lo hace enseña la cruz el hermano, le esparce agua bendita, incienso y le acerca una vela encendida sin llegar a quemarlo, solo para que sienta su calor). Dios uno, verdad absoluta, amor incondicional y todopoderoso, recibe a nuestro hermano(a) XXXXX una vez más en tu rebaño, él ya ha sido purificado y para pactar contigo todos beberemos de tu sangre y comeremos de tu cuerpo según nos los enseñaste en la última cena (el diácono, el hermano y demás miembros realizaran la Eucaristía, en este caso lo más importante es que el hermano afligido pruebe el vino, así sea únicamente su lengua). Te acompañamos hermano XXXXX para que todos juntos nos encaminemos cristianamente a nuestro Señor Jesucristo y recrees hacia donde vas (Se hace una pausa para reflexionar). 

 

Finalmente, el Diácono invita a todos a rezar el Padre Nuestro, a abrazarse y cierra diciendo: “Glória in excélsis Deo et in terra pax homínibus bonæ voluntátis”.

 

Salmo 22: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía. Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca Como león rapaz y rugiente. He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré. Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó. De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen. Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma. La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

 

Salmo 23: El Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días.