Ritual intermedio de confesión, este ritual
se hace antes de realizar la consagración de la Penitencia (2° del RSA),
preferiblemente en un día distinto. También se puede realizar cada vez que el
hermano lo desee, aunque a futuro lo podrá realizar individualmente.
Diacono: hermano, ¿es
de tu deseo y voluntad confesarte ante el diacono? (El hermano debe responder
afirmativamente). Siendo así, escucha estas palabras: (Lucas 22: 39-46) “Y saliendo, se encaminó, como de costumbre,
hacia el monte de los Olivos (Getsemaní); y los discípulos también le siguieron. Entonces les dijo: Mi alma está
muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.
40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación.
41 Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, cayó sobre su rostro y
poniéndose de rodillas, oraba, 42 diciendo: ¡Abba, Padre!, si es tu
voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
(En este momento se le brinda una copa de agua al hermano y se le indica que lo
beba lentamente).
Diacono (continua
leyendo, mientras el hermano aun bebe de la copa): “Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. 44 Y
estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas
gotas de sangre, que caían sobre la tierra. 45 Cuando se levantó de orar,
fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, 46 y les
dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación”.
(Se hace una breve pausa, hasta que el hermano entregue la copa). Hermano, es
gracias a ese sacrificio de Jesús que hoy, todos nosotros, podemos beber un
cáliz de agua (se toma un minuto de silencio).
Diacono (dialogo de entrada): hermano
recordemos que el objetivo de la confesión es reconocer y arrepentirnos de
nuestros pecados mediante la misericordia de Dios. Escuchad estas sagradas
palabras: (Juan1:8-10) “Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”. En la habitación, encontrarás a un buen
hermano para confesarte. Él es el único testigo de esta acción y te guiará en
el examen de conciencia que debes realizar como primer paso para la confesión.
Después, debes demostrar lo más importante en la confesión que es el
arrepentimiento sincero en tu corazón y el compromiso de erradicar
definitivamente el pecado identificado. Tranquiliza tu corazón antes de entrar
y luego pasa a la habitación. (Adentro de la habitación el hermano debe meditar
sus pecados frente al espejo. Posteriormente el hermano debe sonar la campana
tres veces para salir de la habitación).
Diacono (dialogo de
salida): hermano después de haber hecho el examen de conciencia y haberte
arrepentido de tus pecados, debes tener el fuerte propósito de no volver a
pecar. Para lograr esto, es importante que te apoyes en la fe en Dios.
Recordemos lo que nos enseñó Jesucristo sobre la fe: (Lucas 17:6) “Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como
un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate
en el mar; y os obedecería.” Nosotros los cristianos gozamos de tener a
nuestro señor Jesús como eterno modelo a seguir, ¡Glória in excélsis Deo!, para no volver a
arrepentirnos, y crecer en amor y en espíritu, preguntémonos siempre: ¿Qué
haría Jesús ante esta situación? o ¿Qué consejo me diría Jesucristo ante esta
circunstancia? (se da una breve pausa). Hermano podéis retirarnos en paz, que
Dios nos bendiga a todos y que la luz de nuestros corazones ilumine eternamente
nuestros senderos, ¡et in terra pax homínibus bonæ voluntátis! Amen.
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